El hipotiroidismo es una patología endocrina muy prevalente, que afecta a ambos sexos, aunque mayoritariamente a mujeres y requiere un seguimiento para toda la vida.
Los síntomas del hipotiroidismo son variados e inespecíficos: cansancio, falta de vitalidad o falta de energía, trastornos del sueño (somnolencia, insomnio), depresión, alteraciones de la memoria, intolerancia al frío, piel seca, aumento de peso, y estreñimiento, entre otros.
El tratamiento estándar es la administración diaria de levotiroxina (eutirox, dexnon, levothroid) en cantidad suficiente para normalizar la TSH (hormona hipofisaria) y por tanto resolver la mayoría de los síntomas.
Tras la normalización de las hormonas tiroideas por el tratamiento, el 20% de los pacientes hipotiroideos continúan con síntomas y por tanto con mala calidad de vida percibida.
Los síntomas que persisten tienen que ver con la energía/vitalidad, problemas de peso, memoria o síntomas depresivos.
El 25% de los pacientes que persisten con síntomas cambia de endocrinólogo y se sienten incomprendidos.
Los endocrinólogos debemos ser más empáticos y tratar de forma integral bio-psico-social a los pacientes con hipotiroidismo para que la normalización en la analítica se traduzca en una mejora real de la calidad de vida.